Monday, March 17, 2008

Tempus Fugit

El otro día, fui a Irun. Se celebraba el recordatorio de la muerte de mi tio Ote. Hace 10 años que murió y tuve que ir a la misa que le hicieron. Hacía mucho que no iba a misa, me senté en uno de esos bancos imposibles, hechos a propósito para que no te puedas dormir y me quedé observando los gestos de la gente, su ropa y tratar de imaginar su vida y adivinar sus pensamientos, lo que suelo hacer siempre que me distraigo un poco.

Y sentí miedo. Miedo de la vida. De, como dice el tópico, lo rápido que pasa el tiempo. Y nosotros sin poder hacer nada, llegaremos a viejos sin darnos cuenta, sin haber cambiado el mundo, probablemente siendo unos desgraciados que dejaron lo que más querían de lado por miedos, inseguridades y por que en la vida, nos joda o no, si no hay dinero no hay nada.

Justo en frente mío, había una señora que no podía dejar de mover el cuello y se le agitaban las manos continuamente de forma inconsciente. Tenía un número importante de arrguas en la cara que reflejaban el paso del tiempo, la vida, de las experiencias, las tristezas y las alegrías. Las arrugas, son la tinta que escriben nuestra historia. Por ejemplo, están las arrugas que aparecen a una edad normal, van evolucionando con la normalidad de la naturaleza etc, otras, aparecen prematuramente en personas con una vida llena de experiencias (drogas, fiestas, altibajos.. )etc , otras ricas se las quitan con la coorporación dermoestética.. y así va la cosa.

El caso es que hay veces que tengo miedo de vivir.
Porque en el fondo, somos un punto en un universo enorme.

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