Once Minutos

Once Minutos, así se llama el último libro de Paulo Coelho que me he leído. Son las dos de la mañana y he estado prácticamente todo el día enganchada a él. Me lo he terminado del tirón y me he quedado con ganas de más. Realmente, al igual que me pasó cuando leí Veronika decide morir, del mismo autor, me vi reflejada en aquel personaje, en busca de la libertad personal, del amor sin fronteras ilimitado y sin reparos, de los explícitos encuentros sexuales que aparecen en los libros para competir con la imagen directa del cine, de los románticos bohemios que ya no existen en la vida real... de todo lo que queremos y nos da miedo pedir, los deseos que no queremos cumplir, las frases que no tenemos valor de decir...

Como he dicho, son las dos de la mañana y llevo todo el día leyendo. Creo que tengo que dormir un poco o me explotará la cabeza de pensar en cosas que no sé a dónde van y que no sé si tienen sentido o merecen la pena.

Tempus Fugit

El otro día, fui a Irun. Se celebraba el recordatorio de la muerte de mi tio Ote. Hace 10 años que murió y tuve que ir a la misa que le hicieron. Hacía mucho que no iba a misa, me senté en uno de esos bancos imposibles, hechos a propósito para que no te puedas dormir y me quedé observando los gestos de la gente, su ropa y tratar de imaginar su vida y adivinar sus pensamientos, lo que suelo hacer siempre que me distraigo un poco.

Y sentí miedo. Miedo de la vida. De, como dice el tópico, lo rápido que pasa el tiempo. Y nosotros sin poder hacer nada, llegaremos a viejos sin darnos cuenta, sin haber cambiado el mundo, probablemente siendo unos desgraciados que dejaron lo que más querían de lado por miedos, inseguridades y por que en la vida, nos joda o no, si no hay dinero no hay nada.

Justo en frente mío, había una señora que no podía dejar de mover el cuello y se le agitaban las manos continuamente de forma inconsciente. Tenía un número importante de arrguas en la cara que reflejaban el paso del tiempo, la vida, de las experiencias, las tristezas y las alegrías. Las arrugas, son la tinta que escriben nuestra historia. Por ejemplo, están las arrugas que aparecen a una edad normal, van evolucionando con la normalidad de la naturaleza etc, otras, aparecen prematuramente en personas con una vida llena de experiencias (drogas, fiestas, altibajos.. )etc , otras ricas se las quitan con la coorporación dermoestética.. y así va la cosa.

El caso es que hay veces que tengo miedo de vivir.
Porque en el fondo, somos un punto en un universo enorme.