Mientras estaba disfrutando de la soledad en casa con la música puesta a un volumen indecente, desestresandome un poco, evadiéndome como lo hago saltando, bailando y cantando, me ha surgido una duda. ¿Cuál es el punto en el que dejas de escuchar una canción para escribir la tuya propia? Porque hoy, tenía las canciones perfectas, para los momentos perfectos. Generalmente uno suele escuchar las mismas canciones por épocas, y tienes la de cuando te sientes eufórico, la que te lleva al limbo, la que te dan ganas de comerte el mundo, la que te recuerda tanto a ese día especial, la que te entran ganas de llorar... Enfin, canciones que parecen ser perfectas para el momento perfecto. Y digo yo, ¿cómo se puede superar esto? ¿Cómo voy yo a decirlo mejor sin hacer la copia mala de esta canción?. Supongo que esas cosas no se piensan, de repente, ocurren. Pero aún así, con la de canciones buenas ( y malas, claro.) que tenemos, es tan grande que sólo de pensarlo te quedas en blanco. Te ves anulado dentro de este mundo de la canción. Que digo canción, como puede ser cualquier otra representación artística, o incluso cualquier persona que aspire a un Premio Nobel por ejemplo. Es cuando te das cuenta que eres tan pequeño... y el mundo tan grande... Elegimos un camino difícil para una victoria mejor. Al fin y al cabo, las buenas canciones siempre estarán ahí para representarlas, sean o no tuyas. Estoy cansada, asi que lo dejo así, pese a que no me convezca del todo.
Hasta Siempre.
¡¡¡Vivan las canciones bonitas y Salvador Espasa!!!
pD. tal vez nunca haya hablado de él, es el mejor flautista en persona que conozco, un cincuentón muy muy muy atractivo, buena persona, como todo músico está un poco de la olla y enfin, diría que mere todos mis respetos pero le conozco demasiado bien, jajaja. Un saludo a la gente del campamento de flautas!! En breves apareceré por los madriles...
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